El mojo de almendras es otra de las versiones del mojo de Canarias, de donde es típico. La clave de los mojos es su textura fluida, su color y su sabor, que en este caso será a almendras, ajo y pimentón, una combinación fantástica.
Es importante que las almendras sean enteras, peladas y al natural. Que no estén fritas, ni saladas, ni con miel, ni nada, ya que enmascarará el sabor que queremos conseguir. Tampoco compréis unas almendras molidas, ya que la textura ideal es la que se consigue majándolas con el mortero, quedando pequeños pedacitos de almendra sueltos.
20 almendras enteras, peladas
1 pizca de sal
6-8 dientes de ajo, pelados
2 cucharaditas de pimentón De la Vera
Un chorro generoso de aceite de oliva virgen extra
1/2 vaso de vinagre de vino
Pelar los dientes de ajo y colocarlos en el mortero para machacarlos bien machacaditos, con energía.
Incorporar la pizca de sal y las almendras.
Seguir machacando las almendras en el mortero hasta tener una pasta blanca.
Hay que utilizar todas nuestras fuerzas para darle al mortero, ¡no os canséis!
Añadir un chorro generoso de aceite a la pasta para diluir la pasta, remover todo bien y agregar el vinagre.
Volver a remover para que se distribuya bien.
Incorporar las dos cucharaditas de pimentón y mezclar todo cuidadosamente para que no se salga.
Si la salsa está un pelín espesa, añadimos otro poco aceite de oliva para aligerarlo.
Cuando la textura sea la adecuada, ya se puede servir el mojo de almendras con algún plato, por ejemplo, con unas papas arrugas o con esta otra receta deliciosa.
¡Así de fácil, así de bueno!