Cambiar el embrague de un automóvil puede suponer, de media, desde 600 euros; más del doble si nuestro modelo equipa un volante bimasa. Por eso, atento a estos síntomas en tu coche, que indican que deberías sustituir o reparar algún elemento del embrague.
El buen estado del embrague es esencial para el correcto funcionamiento de tu coche; ya que, tal y como explican desde la iniciativa ‘Elige calidad, elige confianza’ (ECEC, formada por 20 de los principales fabricantes de componentes adheridos a la patronal Sernauto): “de su buen estado depende la durabilidad de elementos clave como el motor o la caja de cambios”.
Y hoy día, con “la transformación que están experimentando los motores a causa de las regulaciones anticontaminación (menor tamaño, menor cilindrada, mayor potencia, mayor eficiencia) provoca un incremento de vibraciones en la cadena cinemática, lo que reduce la vida útil del embrague”, explican desde esta iniciativa.
Además, también señalan que “la rotura o avería de este elemento (aquí te contamos cómo funciona) […] puede afectar al funcionamiento de otros componentes del vehículo, cuya reparación puede llegar a ser muy costosa, como por ejemplo la caja de cambios o el motor”. Y no les falta razón, ya que la sustitución de una caja de cambios por otra nueva parte desde los 2.500 euros en el caso de una caja manual sencilla; y el cambio de motor, desde los 5.000 euros.
Las señales que indican que el embrague de tu coche está en mal estado
Desde ECEC señalan que, al ser el embrague “un elemento de desgaste”, “un adecuado mantenimiento [del mismo] se hace esencial”. Por eso, a continuación te indicamos que señales envía tu coche cuando el embrague o alguno de sus elementos está fallando. Como hemos visto antes, una sustitución a tiempo de estos componentes puede evitar averías mucho más costosas.
El embrague patina
Uno de estos síntomas es que el coche se revoluciona demasiado, pero no coge velocidad. En estos casos es posible que el embrague patine, esto es que, por desgaste, los elementos no giran de forma solidaria. Además, percibir que este elemento patina puede ser fácil de detectar ya que, en ocasiones, esta circunstancia genera un olor bastante característico.
Las marchas se engranan con dureza
Otra consecuencia de que este elemento patine es que, debido al mal funcionamiento de este sistema; las marchas entren mal, de forma brusca. Así, el conductor notará una dureza adicional del cambio al insertar o cambiar la marcha; incluso, también se generan ruidos de rozamiento metálico que provienen del mismo en ese momento.
El recorrido del pedal se alarga
Otra señal que señala el mal estado de este elemento es que, al soltar el pie de este pedal, notes que su recorrido es muy elevado o, lo que es lo mismo, que el punto de fricción (la posición del pedal desde la cual el coche se comienza a mover) se sitúa muy arriba.
El cambio vibra
De nuevo, una señal de un embrague en mal estado es que, al accionar el cambio y utilizar el embrague se perciban fuertes vibraciones, que pueden proceder de holguras de algún elemento del sistema.
El pedal ‘chilla’
Una última señal de que el embrague puede sufrir desgaste o una avería es que, al pisar el pedal, el conductor escuche algunos chirridos; esto puede suponer que el collarín (el elemento de presión que acopla y desacopla el disco y, con él, las marchas) necesite ser sustituido.
