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Cómo saber si tu mascota tiene problemas de hígado
« en: Octubre 10, 2021, 05:21:34 pm »
Las afecciones hepáticas pueden deberse a distintas causas aunque no tienen mal pronóstico

Hay que vigilar especialmente el caso de los gatos y las complicaciones que pueden tener

Una patología muy importante en nuestras mascotas y bastante frecuente es la que afecta al hígado. Vamos a intentar ayudaros a identificarla para tratarla rápido.

Hay diferentes síntomas que podemos empezar a notar, como pérdida de apetito, apatía, vómitos y aumento del consumo de agua, entre otros. Es importante comprobar el color de la piel, ojos, mucosa oral y coloración de la orina, ya que en los casos más graves observaremos que el animal presenta un color amarillento en los ojos y cara interna de los oídos (es donde nos resultará mas fácil apreciarlo) y veremos que la orina tiene un color amarillo intenso, en ocasiones, casi anaranjado. Esto se denomina ictericia e indica que la enfermedad hepática está bastante avanzada.

Los problemas hepáticos pueden producirse por enfermedades parasitarias, infecciosas, ingestión de tóxicos, alimentación inadecuada, la diabetes o el hipertiroidismo, y simplemente el envejecimiento.

En los gatos, la enfermedad hepática es bastante frecuente y grave. El hígado tiene una gran capacidad de reserva, lo que significa que cuando el gato empieza a presentar signos de fallo hepático, más de dos tercios del hígado están afectados.

Lo positivo es que el hígado tiene buena capacidad de regeneración, por lo que la recuperación es posible, incluso cuando la enfermedad hepática es grave.

En los felinos debemos tener especial cuidado con que dejen de comer. Sólo el hecho de no alimentarse durante un par de días ya favorecerá la aparición de lipidosis hepática, una enfermedad en la que se produce una infiltración grasa del hígado que le causa un daño extenso y provoca su disfunción. Como hemos dicho, se produce cuando el gato deja de comer por alguna razón (estrés por cambios en el entorno, otra enfermedad concurrente) y son los que tienen sobrepeso los que presentan mayor riesgo de desarrollarla. La lipidosis hepática es una enfermedad muy grave y muchos gatos mueren si no se aplica un tratamiento temprano. Lo más importante es una correcta nutrición.

Para ello es necesario realizar una alimentación forzada con dieta hepática específica, y si no es posible, habría que colocar una sonda de alimentación hasta que el animal esté estabilizado.

¿Cómo saber si nuestra mascota tiene un fallo hepático?

Lo primero será realizar analíticas de sangre para evaluar las enzimas hepáticas. Según el grado de alteración que tengan, y la sintomatología del animal, la enfermedad estará en un estadio más o menos avanzado.

Puede ser necesario también realizar estudio radiológico y ecografía para valorar la presencia de masas en el abdomen, tamaño del hígado y otros órganos y si existe presencia de líquido en abdomen (ascitis). En ese caso, si nuestra mascota es un gato, será muy importante realizar un diagnóstico diferencial de enfermedades víricas que pueden provocar un cuadro de este tipo, como la PIF (Peritonitis Infecciosa Felina).

La PIF es una enfermedad muy grave provocada por el coronavirus felino, que es muy frecuente en los gatos aunque la mayoría de las veces no ocasiona ningún problema. Raras veces el virus cambia (muta) en el interior de un gato infectado y es esa mutación la que produce la enfermedad. ¡Importante! Aunque el coronavirus es el causante del PIF, ser portador no implica que nuestro gato vaya a desarrollarlo. ¡Esto ocurre en un porcentaje muy bajo de casos!

Filaria y vesícula
En perros con problemas hepáticos y acumulo de líquido en abdomen, será importante diagnosticar si el animal está libre de enfermedades parasitarias, principalmente la filariosis canina.

La filaria es transmitida por la picadura de un mosquito y en los estadios más avanzados provoca afección a nivel hepático y renal, pudiendo observarse también presencia de líquido en el abdomen. Es importante realizar un buen diagnóstico, ya que el tratamiento variará dependiendo del origen de la enfermedad.

Otra de las patologías hepáticas más importantes son las que podemos encontrar con la vesícula biliar. Éste es un órgano pequeño que permite el almacenamiento de la bilis y su descarga en el intestino delgado durante la digestión. La bilis es una sustancia amarillo verdosa producida por el hígado que participa en la digestión de las grasas. Algunas especies carecen de vesícula biliar, como el caballo y la rata.

El mucocele biliar, tumores en la vesícula, presencia de piedras… son posibles problemas derivados. En estos casos será siempre necesario realizar radiografías y ecografías para saber ante qué problema nos encontramos. El tratamiento será mediante medicación oral o mediante cirugía para extraer la vesícula enferma.

Los problemas hepáticos, en su mayoría, pueden tratarse y tienen buen pronóstico, siempre que se actúe de manera rápida y eficaz. Ante cualquier síntoma, consulta a tu veterinario.