Una volea extraordinaria de Karim Benzema, un tormento siempre para el Athletic, subrayó la diferencia en San Mamés entre dos equipos entregados, enérgicos. Esa alta calidad que determina puntos, precios y presupuestos fue determinante para dar el triunfo a un Madrid mejorado, sacrificado, al que Kroos, suplente junto a Modric, puso el broche. No mereció tanto castigo el equipo de Valverde, dominador en una notable segunda mitad, pero le faltó lo que tuvo su adversario. Talento y temple en el instante supremo.
Puede que pareciera lógico, pero no sencillo. La exigencia del Athletic en San Mamés demandaba una alineación dinámica, y La Cerámica dio la solución. Ancelotti respetó la meritocracia de Ceballos, Asensio y Camavinga para hacerles hueco en el once y la respuesta fue satisfactoria. Excepto un buen arranque rojiblanco, con Nico Williams explotando el uno contra uno ante Mendy, el Madrid tuvo el ritmo necesario para imponerse en el verde, con y sin balón. Funcionaron las coberturas de Ceballos y Valverde, el desahogo de los tres puntas al ayudar en la salida de balón y el sentido posicional de Camavinga, espectacular de principio a fin. Un centrocampista de los de siempre, completísimo.
Ganó seguridad el Madrid gracias a su firmeza atrás, y quien más influyó en ello fue Nacho. Ocupó el lateral diestro, pero basculó perfecto para cubrir las espaldas de Militao, por donde acudían los rematadores rojiblancos. Las tuvo tiesas con Vencedor, con Yuri, con Berenguer, con quien se adentrase por sus dominios. Le dio incluso para buscar territorio rojiblanco, dando amplitud al campo.
El Athletic es siempre competitivo ante los grandes, aunque le falten piezas importantísimos. No contar con Yeray, uno de los mejores centrales de LaLiga, es un problema, pero Valverde colocó a Paredes en el once y la respuesta del joven central fue estupenda. De hecho, pudo adelantar a los leones en un buen cabezazo que Courtois tuvo que sacar a córner. Acierto de ambos.
En duelos tan parejos, la calidad tiende a marcar la diferencia, y en San Mamés manda la inspiración de Benzema. Remató dos veces, una elevada y otra salvada por Paredes, a centro de Nacho. En la tercera, recogiendo un cabezazo forzado hacia atrás de Asensio, se inventó una volea con la zurda, cruzada, a la base del poste, para adelantar y asentar al Madrid hasta el descanso de un partido disputado a tope de revoluciones.
Igual que en el inicio, el Athletic redobló esfuerzos en el comienzo del segundo acto, tratando de asfixiar al Madrid en la salida. Lo logró, pero con poca producción de ocasiones para la cantidad de balones robados al rival. No estuvo fino Sancet, que suele interpretar bien los balones entre líneas. El dominio fue rojiblanco, pero se exponía a la contra. La hilaron Valverde, Benzema y Asensio, un jugadón espectacular que se marchó junto al poste. No intervino en el ataque Vinicius, metido de nuevo en más líos que jugadas de mérito. Hay quien afirma que el brasileño necesita jaleo para rendir mejor. En San Mamés se confundió casi siempre, perdido en protestas. Aunque en algunas tuviera razón y el árbitro le advirtiera por largón. Vio una amarilla justísima, tras una entrada fea, y Ancelotti lo tuvo que cambiar.
Valverde metió triple cambio y revitalizó al Athletic, que se instaló en campo contrario. Buscó las bandas con insistencia y velocidad, con Herrera en el eje junto a Vesga. Marcó Iñaki Williams recogiendo un rechace de Courtois tras una parada milagrosa, pero anuló el colegiado por fuera de juego de Guruzeta en el remate de Yuri que obligó a la intervención del belga. A pura presión, el Athletic forzó un buen puñado de córners que, con Muniain como lanzador, generaron un riesgo evidente.
Y como no sacó provecho de esas acciones, el Madrid no perdonó. Rodrygo aprovechó una indecisión de Lekue, activó la contra y el centro atrás encontró el golpeo perfecto de Toni Kroos, acomodando el cuerpo para colocar junto al palo, al contrapié de Unai Simón. Un golazo para coronar un partido disputado y divertido. El Madrid tiene fondo de armario. Lo necesita para todo lo que está por venir
