El Athletic aguarda rival para cuartos. Los de Valverde siguen adelante en un torneo al que ponen ojitos aficionados y futbolistas por partes iguales. El billete para la siguiente ronda lo compró De Marcos en la primera mitad acertando con la portería de Joan García en una de las escasas grietas que tuvo el Espanyol. Diego Martínez, que sabe bien lo que es el Athletic en la Copa porque lo padeció en unas semifinales cuando dirigía al Granada, aleccionó a los suyos para los que venía. El Espanyol jugó a guardar consciente de que cuanto más tiempo pasará en el partido sin ocurrir nada sería mejor para sus intereses. El entramado perico dificultó sobremanera que el Athletic diera velocidad a un partido que amenazaba irse más allá de los 90 minutos.
Sin apenas fisuras, la primera incursión con llegada de los leones fue en el minuto 17, cuando Berenguer obligó a Joan García a una buena parada con su mano izquierda. El Athletic se estiraba a partir de los desplazamientos y conducciones de Yeray, que en ocasiones actuaba como un centrocampista más, aunque los movimientos rojiblancos no inquietaban a un serio Espanyol. Los blanquiazules dieron primero con un gol de Joselu que no subió al marcador por fuera de juego. Habían pasado 25 minutos y la disputa estaba más que equilibrada. Entonces, el partido cambió de tercio. Zarraga, que siempre hizo por meter una marcha más a los balones que le llegaban, adelantó el balón hacia la posición de Sancet, que de tacón asistió a un De Marcos que empezó a correr en el momento en el que la jugada llegó a los pies de Zarraga. 1-0 en el minuto 27.
El Espanyol no varió mucho su pauta del inicio y dejó las novedades para después del descanso. Poco antes de irse al vestuario los pericos pidieron roja a Yeray, pero entre Pulido Santana (árbitro de campo) y Jaime Latre, colegiado del VAR, entendieron que ya era bastante con la exagerada expulsión de Anoeta. Los equipos tomaron aire poco después de que Joselu intentase otro remate desde el centro del campo, más escorado del que convirtió en Getafe, pero la suerte no viaja siempre en el mismo vagón.
Pocos chispazos
El intermedio, con cuatro grados de temperatura y una tormenta de granizo que hizo que los aficionados se congratulasen de la ampliación de cubierta que llevó a cabo la Junta Directiva de Urrutia para conseguir que nadie se mojara -colateralmente la reducción de espacio de entrada de aire y luz solar complica los cuidados del terreno de juego-, aumentó el nervio que acompaña a las noches definitivas.
El Espanyol cambió de dibujo. Renunció a la zaga de tres centrales y propuso un partido más abierto, a riesgo de que en un futuro intercambio las cosas le fueran a peor en caso de encajar un segundo gol. En dos minutos apretaron a Agirrrezabala con dos envíos al área y un disparo sin la malicia deseada. El Athletic entendió el mensaje y respondió con otras dos llegadas en el mismo poco tiempo que había necesitado el Espanyol.
El partido quería ganar en viveza y chispa, que es lo que echó en falta el recién entrado Melamed en su primer contacto con el balón. Joan García lanzó en largo para dejar al de Castelldefels en el centro del campo uno para uno con un De Marcos al que no se atrevió a encarar y permitió que llegaran las ayudas rojiblancas. Casi de réplica, Sancet estuvo a un paso del 2-0 con un remate que fue muy centrado.
Diego Martínez agotó recursos y propuestas haciendo todos los cambios posibles y el tramo final del choque desde el lado rojiblanco sirvió para que Ander Herrera se reencontrase con las sensaciones de juego tras no tener minutos desde enero por unos problemas musculares.
