FICHA TÉCNICA
Director: Olivier Peyon
Guionistas: Cyril Brody, Olivier Peyon
Intérpretes: Charlie Dupont, Jean François Cayrey, Karin Viard, Philippe Uchan, Stéphane Bak, Yumi Narita
Género: Drama
País: Francia
Fecha estreno: 15/10/2021
Análisis
Aunque el detonante es el histórico terremoto de Tokio en 2011, esta película aborda, con precisión, un conjunto de cuestiones y dramas vinculados con la ética de las decisiones en nuestro día a día.
Tokyo shaking es, como poco, una agradable sorpresa. El guion que firman Cyril Brody y Olivier Peyon recoge y muestra el drama individual, familiar y laboral de una mujer francesa, con un alto cargo de dirección en un banco. Hasta aquí no sería ninguna novedad que no hayamos visto mil veces cambiando solo de empresa o ciudad. La sorpresa viene cuando ese drama se desarrolla durante el terremoto, real, de Tokio del 2011 y la posterior explosión de la central nuclear de Fukushima.
A pesar de estos acontecimientos, Peyon mantiene firme el pulso para no desviar la mirada de Alexandra y caer en la tentación de rellenar metraje con las espectaculares imágenes de la catástrofe. Estas solo se muestran en las noticias que aparecen en los televisores para que sirvan, únicamente, como brutal detonante de los acotamientos humanos que afectan a la protagonista.
Alrededor de ella, van pasando sus empleados, su marido por videollamada, sus vecinos, la plantilla del servicio y, como contrapunto y antagonista, el jefe supremo, un gran personaje tan despreciable como bien definido.
La gestión que Alexandra debe llevar a cabo no es fácil y está al vaivén de las noticias, confusas cuando no contradictorias, que van llegando del terremoto y sus consecuencias. Karin Viard realiza una buena interpretación mostrando con sutileza su desconcierto, sus dudas y el temor a tomar unas decisiones que pueden costar vidas, además de su propio trabajo o su familia.
En varias escenas, Peyon incluye diferentes planos de Alexandra caminando o subiendo en un ascensor rodeada, sepultada casi, por mucha gente que va también a sus oficinas. Ella es una más, una insignificante persona en una superpoblada metrópoli. Y sin embargo, de sus decisiones, antes o después del terremoto, dependen muchos presentes y muchos futuros.
El planteamiento de este film, por su singularidad, supongo que tendrá diferentes lecturas. Yo me quedo con la más obvia: Alexandra es la misma al comienzo y al final de la película. Es fiel a sus principios y estos, centrados en su consciencia de que de ella dependen seres humanos (no números ni compatriotas), son los que le guían en el momento de la crisis. Y las decisiones, algunas, para mí, heroicas, son coherentes con su modo de vida en tiempos de “paz”.
Tokyo shaking es, por tanto, un canto a la cotidianeidad y una muestra de que la mejor preparación para un tiempo de crisis es vivir cada momento con honestidad y sincera preocupación por las personas que nos rodean.